martes, 1 de marzo de 2016

EL MODERNISMO DE FRANCISCO ES PAGANISMO.

EL PROGRESO MODERNO ES PAGANISMO
Serie de Mensajes Vigentes al 2016


Confidencias de Jesús a un Sacerdote
Monseñor Ottavio Michelini
2 de diciembre de 1975

Hijo mío, escribe:
El progreso moderno es arma mortífera con la que Satanás aleja almas y almas de las fuentes de agua viva, para llevarlas a un desierto y luego abandonarlas para que mueran de sed.
Quien debía poner en guardia a las almas de los bautizados de este grave peligro, se ha dejado deslumbrar también.
Sin oponer resistencia ni advertir a la grey del gravísimo peligro hacia el que iban al encuentro, ha seguido al Enemigo, que así ha podido alejar de la luz de la fe grey y pastores.

·        Sobre la Familia
Demostrarte cuán cierto es esto, me parece superfluo; ¿quién no ve hoy profanada y desencuadernada la familia?

·       Las Escuelas
¿Quién no ve hoy la escuela, de santuario transformada en una fosa infernal, donde con el pretexto del progreso y de la evolución de los tiempos, los niños son iniciados oficialmente en el pecado?
¿Quién no ve cómo el cine y la televisión se han convertido en cátedras con millones y millones de alumnos que absorben ávidamente lecciones de violencia, crimen, adulterio?
·       Los Medios de Comunicación
Son cátedras en las que el veneno del ateísmo es inculcado a todas horas del día y de la noche con noticieros embusteros, con películas exaltando el divorcio y el aborto; con canciones insinuando el amor libre, la sensualidad. La inmodestia es exaltada y glorificada a través del nudismo, la inmoralidad de las costumbres. La difusión de errores de todo género es cotidianamente acogida como una conquista de libertad.


·        El lenguaje engañoso y perverso de los modernistas como el falso profeta o falso papa Francisco.

En nombre de la libertad se mata.

En nombre de la libertad se mata, en nombre de la libertad se corrompe, en nombre de la libertad se llevan a cabo las más perversas empresas.
No te hablo de lo que sucede en villas, en casas particulares, en lugares públicos; toda aberración, toda perversión e iniquidad es consumada. Aquí Satanás desfoga todo su odio contra la naturaleza humana, degradándola, destruyendo en ella todo pudor y sentido de dignidad, pisoteándola, humillándola en todas las formas consentidas por su astucia degradada.

·       La Prensa
¿Qué decir de la prensa, otra jactancia del progreso?
También ella es un medio de comunicación domesticado al servicio del mal.
La prensa buena tiene una acogida muy fría y mucho menos amplia que la prensa mala. Mira los diarios: están pasando en buena parte al servicio del ateísmo. Este pseudo-progreso, (progreso material pero impresionante retroceso moral y espiritual) ha sido aceptado sin reacción, sin embargo es evidente en él la presencia soberbia del Maligno, que ha hecho de ello un arma para matar a Dios en las almas.
No sólo no se ha reaccionado, sino que no pocos lo han exaltado y muchos hombres que debían, unidos, poner un dique a esta invasión satánica la han seguido.
He aquí entonces que mis ejemplos y mis enseñanzas están en perfecto contraste con losprincipios y costumbres de esta civilización del pecado.

·       Los Pastores de la Iglesia que “quieren conciliar lo irreconciliable”

De aquí el celo desenfrenado, por conciliar lo irreconciliable, de muchos ministros y pastores míos que, quieren cambiar y reformar todo. He aquí la lluvia de innovaciones que, según ellos, deberían hacer posible servir a dos amos a la vez. Quisieran fundir juntos luz y tinieblas, volver lícito lo ilícito, aumentando los escándalos, heridas y divisiones en mi Iglesia.
Estos innovadores han olvidado lo verdaderamente importante: renovarse a sí mismos. Ellos, una vez renovados habrían podido proceder, con sabiduría, a una sensata actualización, a una útil reforma.

·       Para salvar a las almas

Los que hoy se aferran a mi misericordia, tendrían razón, si no olvidaran cosas de capital importancia:
— Vale el alma más que el cuerpo, ¿sí o no?.
— Si es sí, ¿sería misericordia, dejar que se perdieran las almas, por salvar los cuerpos?
Yo no soy el Dios de la venganza, sino que soy el Amor infinito y eterno, es decir desde la eternidad Yo os amo infinitamente a vosotros.
Yo no quiero la ruina de los hombres sino que, porque soy Amor, quiero su salvación, la salvación eterna. Vosotros me habéis abandonado, me habéis pospuesto a vuestra civilización pagana que habéis aceptado y con la que habéis pactado, rebajándoos a los más indignos compromisos.
Ahora comenzáis a vislumbrar confusamente el abismo que hay bajo vuestros pies y apeláis a mi misericordia. Será precisamente mi misericordia la que impedirá a las almas continuar perdiéndose, sometiendo la cercana hora de la justicia a la misericordia, por lo que mi Iglesia, nacida a vida nueva llevará a cabo los fines para los que Yo la he querido.
Estás cansado y no te sientes bien hijo mío; por esta noche basta. Te bendigo. Ámame.

3 de diciembre de 1975

Escribe, hijo mío:
Yo, Jesús, Verbo de Dios hecho Carne, veo hoy a mi Iglesia en un modo muy diverso a aquel en el que Yo la he estructurado al principio.
·        La Iglesia, Obispos y sacerdotes muy diversos al momento en que Jesús la fundó.
¿Qué ha quedado de la estructura verdadera, genuina? Casi no la reconozco ya...
¿Son los Obispos de hoy los Apóstoles de ayer? ¿Están guiados por el mismo celo desinteresado de los primeros tiempos? ¿Es el mismo espíritu de humildad y de pobreza el que los guía? ¿Los sacerdotes de hoy son semejantes a los discípulos de ayer? No, hijo mío.
No quiero decir que también al inicio no hayan faltado los débiles y los desertores, pero el espíritu de los buenos era el espíritu de Dios. La fe que los animaba, la esperanza que los sostenía era de Dios, la caridad que los unía era caridad verdadera, tanto que los paganos observando el espíritu que los animaba decían: "mirad cómo se aman" y eran atraídos hacia ellos.
Hoy, hijo mío, las cosas son bien diversas. Siempre hecha la excepción de los pocos verdaderamente buenos y santos, ni siquiera los Obispos aman con la verdadera caridad de Cristo a sus sacerdotes, untuosos exteriormente, pero interiormente fríos, como el metal.
Luego entre los sacerdotes, el amor fraterno está hecho a menudo de palabras vacías; impera la malevolencia más que la fraternidad.
Siempre dispuestos a aliarse con cualquiera con tal de atacar a un hermano, siempre dispuestos a transformarse en abogados defensores de Dios contra otro Sacerdote. No hablemos luego de las envidias, celos y resentimiento que hierven a continuación en la olla del Demonio, con maledicencia y hasta con calumnias con las que Satanás riega la Iglesia de nuestros días.
Te recuerdo también las lesiones inferidas a mi Cuerpo Místico por los pecados contra el sexto y noveno Mandamiento.
Los sacrilegios son incontables, y se consuman con una indiferencia que tal vez ni Judas conoció. En un reciente mensaje aludía al pus que se ha acumulado en el interior de mi Cuerpo Místico.
Oh, si se pudiera sajar Mi Cuerpo Místico como se corta el cuerpo físico, el pus saldría fuera con gran violencia.
No puedo permitir, hijo, que las almas continúen precipitándose en el Infierno.
¡No puedo estar pasivo mientras es inútil para muchísimas almas mi Sufrimiento infinito, inútil Mi Sangre, inútil mi misma muerte!
La Misericordia infinita reclama la hora de la Justicia contra la injusticia perpetrada por Satanás, homicida y ladrón, con la libre alianza y colaboración de personas que voluntariamente obran para la perdición de las almas que desde la eternidad Yo amo.

·        Tremenda responsabilidad

Hijo mío, si Yo te hiciera ver la tremenda responsabilidad de los Consagrados en esta obra de ruina, de tormento y de laceración de las almas en combinación con las fuerzas del Infierno, tú no podrías sobrevivir ni un instante...
Quiero que se sepa por todos que, persistiendo el mal moral y espiritual en mi Iglesia, la hora de la purificación no podrá ser prorrogada ni siquiera por las súplicas de mi Madre y por los sufrimientos de las almas víctimas, aun siendo tan eficaces.
La salvación de las almas es cosa de tal manera grande que a ella ninguna otra cosa debe ser antepuesta. Dios ve lo que vosotros no podéis ver.
La misericordia de Dios, la paciencia de Dios, la longanimidad de Dios son mucho más grandes que toda vuestra imaginación, pero no pueden tolerar más allá el estrago de almas perpetrado día y noche por el pecado.
Hijo mío, ¿hasta cuándo los hombres, tan lentos para comprender, se darán cuenta de la futilidad de todas las cosas en las que malgastan tiempo y energías?
Aquí no hablo de los alejados, sino de los que incluso se dicen mis seguidores pero en su gran mayoría colocan Dios y el alma en el último lugar. Por Dios y por su alma jamás harían los sacrificios que hacen diariamente por los caprichos de su cuerpo del que se han hecho un ídolo. Piensa tú de los otros qué puedo esperar...
Pero lo que me causa más dolor es que mis centinelas, es decir mis consagrados, en buen número se han pasado al Enemigo.
Vosotros, os lo repito, afortunadamente no veis lo que Yo veo.
Veo todo, también los pensamientos más escondidos. Vosotros nunca podréis comprender la infinita tristeza de mi Corazón misericordioso y la tristeza del Corazón Inmaculado de mi Madre.
Se continúa transitando los senderos tortuosos de la hipocresía, y no se quiere por los más, acometer la vía maestra de la Cruz y de la oración.
Por ahora basta. Te bendigo; ofréceme tus sufrimientos. Ahora son grandes, pero sólo ofreciéndolos con amor, es como das alegría a Mi Corazón.
                                                                             
3 de diciembre de 1975
SED PERSEVERANTES

Pido la bendición particular sobre los Reverendos Párrocos y Sacerdotes y para los adheridos de la Pía Unión que mañana, 4 de diciembre de 1975, primer jueves de mes, inician la adoración a Jesús, como Él mismo ha deseado ardientemente.[1]

Escribe:
“Hijos, mis delicias, mi alegría es estar con vosotros.
Desde la Eternidad os he amado; desde siempre sois el objeto de mi Amor. Por esto os he querido aquí, os quiero aquí ahora y también en el futuro. Soy olvidado por muchos, por muchos soy ofendido, insultado, traicionado, traspasado...
Mi amor no encuentra correspondencia adecuada y Yo, Dios, la busco en vosotros que habéis respondido sí a mi invitación.
Si también vosotros me amáis como Yo os amo, se establecerán nuevas relaciones de amistad entre Mí y vosotros.
Mi amistad, que Yo os ofrezco, Yo Dios, vuestro Creador y vuestro Señor, vuestro Todo, Alfa y Omega, es lo más precioso y grande que os puedo dar.
Vosotros vendréis aquí, todos juntos, al menos una vez al mes para estar como se está entre amigos, vendréis aquí para rezar y reparar por aquellos que rechazan y repudian mi amistad.
Sed perseverantes; guardaos de las astucias del Enemigo que hará todo por obstaculizaros en vuestros propósitos de bien.
Venid con el corazón abierto y Yo lo llenaré de mis gracias y de mis dones.
Hijos, será hermoso el encontraros aquí con vuestro Jesús.

6 de diciembre de 1975
DA MIHI VIRTUTEM CONTRA HOSTES TUOS[2]

Hijo mío, estas son palabras que todo fiel mío, todo sacerdote mío no sólo debe pronunciar con los labios sino que debe pronunciarlas con el corazón y con la mente, en humildad de espíritu y simplicidad de fe.
No por nada estas palabras han sido puestas en los labios de los cristianos y en particular de mis sacerdotes. Además de ser una oración, son una advertencia de extraordinaria importancia, son una indicación de la misión específica del cristianismo como soldado de Cristo, en la incansable lucha contra las fuerzas tenebrosas del infierno, enemigas de Dios y de la salvación de las almas.

·        Amigos de Satanás

He hablado en anteriores mensajes de las múltiples contradicciones en mi Iglesia. He aquí una estridentese reza, se pide fuerza, potencia contra un Enemigo en el que no se cree en absoluto, o poquísimo y al que luego se rechaza combatir en el modo más conforme.
Es como si soldados y oficiales pidieran las armas y obtenidas se negasen a usarlas. ¿No es ésta, hijo mío, una inexplicable e injustificable contradicción? Pero la contradicción asume aspectos todavía más absurdos ya que no sólo no se combate al más peligroso enemigo, sino que muy a menudo se le coadyuva, se le da ánimos en su acción devastadora en las almas.¡Cuántos sacerdotes herejes, soberbios y rebeldes, cuántos cristianos infieles y blasfemos, amigos de Satanás más que de Dios!...
Yo he venido al mundo precisamente para recobrar, de las manos de Satanás y de sus legiones, lo que con el engaño y la mentira me habían sustraído. He combatido y vencido mi batalla con la humillación de la Encarnación, con la oración perseverante y con el infinito sufrimiento de mi Inmolación, las armas seguras para una infalible victoria sobre los enemigos de Dios y de las almas.
¿No he dicho claramente: “Quien quiera venir en pos de Mí, tome su cruz y sígame?”, en otras palabras ¿no he dicho claramente: “Quien quiera ser mi seguidor, haga lo que Yo he hecho primero?”
Ahora, hijo, te dejo a ti el juzgar si cristianos, sacerdotes y pastores hacen lo que Yo he hecho. No, hijo mío, son pocos, poquísimos hoy los dispuestos a seguirme en el camino del Calvario, llevando su corona de espinas.
Observa el enorme contraste entre mi vida y su vida, entre mi camino y su camino, entre mis obras y sus obras. Hasta se marcha en dirección opuesta.
Situación verdaderamente trágica y dramática, que no puede desembocar sino en la obra de la purificación. Increíble es la ceguera de los hombres y la dureza de sus corazones, inadmisible la conducta de mis cristianos, provocativo el tenor de vida de algunos de mis sacerdotes. No temen a Dios, no temen su justicia, perecerán y serán dispersados como polvo al viento. No Yo, sino su obstinación los perderá.

·        Los sacerdotes se guardan contra el “EXORCISMO”

"Da mihi virtutem contra hostes tuos", a flor de labios, mientras en la realidad cotidiana de su vida favorecen, de hecho, los planes de devastación de las almas.
Se guardan bien estos sacerdotes míos de valerse del exorcismo, usando el poder a ellos conferido aún antes del Orden sagrado, sea porque no creen en ello, sea porque intuyen la inutilidad por el contraste de su vida con la del sacerdote fiel que hace del exorcismo un arma valiosísima para contener, limitar, neutralizar la jactanciosa arrogancia del Enemigo.

·       Oscuridad sobre el mundo

¡Oh, sí! Generación perversa e incrédula que todo problema lo reduce a un problema de bienestar material, desconociendo de hecho los valores espirituales de la vida humana, rebajando y anulando la dignidad del hombre, nivelándolo al rango de un animal cualquiera...
Hijo mío, qué oscuridad profunda se ha hecho en el mundo; ¡los hombres embrutecidos, mis ministros escarnio de los hombres y hazmerreír de las potencias del mal!

Lo que más entristece a mi Corazón misericordioso y al Corazón Inmaculado de mi Madre y vuestra, es que el amor sea repudiado, que la luz sea rechazada, que Dios sea combatido y se haga de todo para obstaculizar su plan de salvación.

Son mentiras en la boca de muchos las palabras: "Da mihi virtutem contra hostes tuos". Sí, es mentira que permite ver el abismo en el que se han precipitado, dejando caer en el vacío todas las llamadas (¡y han sido tantas!) para evitar a la humanidad la más tremenda desgracia de la historia. Pero los Enemigos no prevalecerán.
Mi Misericordia, jamás separada de mi Justicia, triunfará. Triunfará también mi Madre y vuestra, que hará huir las tinieblas que han descendido en el mundo, para devolver a la humanidad bien y justicia.
Bella será mi Iglesia purificada, regenerada a nueva vida. Tomará el lugar que le compete en el mundo, y que naciones y pueblos le reconocerán, de Maestra y de Guía de toda la gran familia de los hijos de Dios.

Te bendigo, te pido tu sufrimiento y tu amor.